Enorme satisfacción nos produjo recibir en nuestra #CasaCultural a Gabriel Prósperi, autor del libro «2001, ni olvido ni perdón» que aborda las dramáticas circunstancias por las que atravesó nuestra Patria en aquel momento, jornadas en las que 39 compatriotas fueron asesinados por las fuerzas del régimen, que salieron de rabiosa cacería a compatriotas «culpables» de ejercer el derecho a la protesta social.
Acompañaron a Gabriel, Karina Lamagna, hermana de Diego Lamagna, María Arena, Viuda de Gastón Riva y Dany Marquez, hijo de Alberto Marquez, todos ellos víctimas de la represión, al igual que Gustavo Lesbegueris, de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad, detenido ilegalmente en aquel momento.
Y aunque la lluvia nos jodió todo el día, no podíamos sino meterle pa’lante con la actividad, sabiendo que sería nuestro pequeño aporte, nuestro granito de arena, para difundir no sólo el magnífico libro de Gabriel, sino rendir homenaje a los compatriotas que pagaron con su vida la «osadía» de exigir una Patria que merezca ser vivida.
A todos los compañeros que le hicieron el «ole» a la tormenta, a queridos compañeros como el Negro Juan Arguello, preso político de las últimas 2 dictaduras, delegado de los trabajadores bancarios, que recuperándose de su salud dijo presente igual, a los que nos bancan con su militancia solidaria cada actividad que hacemos y muy especialmente al autor del libro y a los familiares de los asesinados, que siguen reclamando justicia, a todos ellos, nuestro agradecimiento.
Cuentan con nosotros.
2001, ni olvido ni perdón.
«(…) Son las 16:22. La guardia de infantería retrocede hacia la Plaza de Mayo. Los efectivos de comisaría se repliegan luego de usar sus escopetas cargadas con plomo. Los manifestantes más osados avanzan. Saben que hay heridos; que hay muertos. Están enardecidos. Cuatro pibes de bermudas y torsos desnudos sacuden un cartel de señalización y lo arrancan de cuajo. Van con todo contra los blíndex polarizados. ¿Hay alguien adentro? Qué importa. No buscan hacer daño por el daño mismo: expresan el clímax de la bronca callejera contra el enemigo a la vez simbólico y real: la fachada de un banco transnacional. El blíndex sede y estalla. Al instante, se escucha una ráfaga de disparos. Y otra. Y otra. Los pibes del cartel y otros tantos corren despavoridos. Todos escapan, menos uno. Gustavo Benedetto está boca abajo y no se mueve. Lleva una bermuda y una remera en la cabeza. Está en cueros. La sangre empieza a brotar de su cabeza. Ya está muerto. La bala 9 milímetros atravesó su cráneo. La autopsia hablará de un sólo orificio de ingreso y salida. Cuando la balacera se apaga vienen en su auxilio otros jóvenes. Ya nada se podrá hacer. Una ambulancia del SAME llega al lugar a las 16:36. Volará por las calles incendiadas hasta el hospital Ramos Mejía. Pero el flaco de La Tablada, de 23 años, ya es la cuarta víctima fatal de la tarde». (Fragmento del libro)
Gabriel Prósperi es Periodista. Trabaja en América TV. Es también coautor del libro «Inundados La Plata. Lo que el agua no encubrió». Autor del libro «2001. Ni olvido, ni perdón».