Por: Julieta Gonet
Nahuel Briones hizo la presentación oficial de su disco «Milagros Inútiles» el sábado 15 de octubre, luego de una gira de presentaciones que comenzó en Villa Ballester, pasando por Tres Arroyos, Necochea, Rosario y cerrando a todo trapo La Trastienda en la Ciudad de Buenos Aires.
La primer sorpresa que nos llevamos fue llegar y encontraros, en distribución gratuita, un diario de dos páginas con las letras del disco -ya que el mismo no está en formato físico- para quienes somos de otra generación “CD” fue detalle interesante ya que pudimos leer frases en grandes letras que dicen » La libertad -es en realidad- la decadencia, un abrazo tuyo ES UN ABRAZO masivo”.
Comienzo del show. Con una intro tecno, distorsionada, y a oscura fueron entrando los músicos en escena y empezó a sonar «ya no es», continuando con Sitcom donde su estribillo reza Soy dependiente, Sí!.
Las canciones comienzan a calentar a un público muy amplio, varias generaciones coreaban los temas más apocalípticos con una pizca del alegría que sólo te lo brinda el entender que el positivismo está sobrevalorado. Pasan color de rosa, entran en escena globos rosados con formas de corazón y rebotan entre el público que ya está haciendo su pogo. Siguen con internet nos cagó, garantizame, futurito, Sailor moon y encontramos un Nahuel totalmente en fuego, que comienza a quitarse el traje, y hace volar su camisa blanca y queda con su torso desnudo aunque nunca se despoja de sus lentes negros.
Debajo de ese cuerpo no fitness podemos descubrir un universo de composiciones profundas e inéditas para este tiempo, donde nos vemos un tanto envueltos en letras sin nada nuevo que decir.
Llega el tema de Milagros, que tiene video, TU MASCOTA, se enrosca el cable del micrófono, se agacha, y hace que una concurrente lo tome como un perrito que desea ser paseado y dice luego -tocándose el torso- “No soy quien va a hacerte la vida fácil, soy quien convierte a la ternura en vicio, YO QUIERO SER TU MASCOTA».
El último tema Due «Todos los días», que dice… «Acá hay que pagar hasta el dolor» con la misma distorsión de sonidos tecno industriales de la intro.
La banda se despide, la gente queda aplaudiendo un show de más de 2 horas cargados de poesía en épocas donde poco se dice.
