Charlamos con Gino Arazi, cantor popular y artista sensible.

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Por: Maruh Garcia

A pesar de la #cuarentena, nos tomamos un tiempo para charlar con Gino, y dar un paseo por los ritmos urbanos y populares en épocas grises para la cultura.

Nos podes contar cuáles fueron tus primeros acercamientos a la música. ¿Cuál fue el primer instrumento que tocaste?

Mi primer  acercamiento a la música fue con un teclado para chicos que me habían regalado para Reyes. Para Reyes, calculo que a eso de los nueve años aprendí a chorear las melodías de oreja: la primera fue Mariposa Technicolor de Fitito Paez, como lo llamaba en esa época.

Es imposible encasillarte en un género. Participas en una murga, escribiste hip-hop, rap y punk y compones tango y cantas en una orquesta. ¿Con cuál empezaste?

Empecé a darle bola a la música alrededor de los veinte años, cuando conocí a los Pibes de la Plaza Habana en Villa Pueyrredón. En esa época ya había arrancado Vinolencia, mi primer amor. Me juntaba con ellos a compartir risas y excesos y entre esos interines tenía destellos de cantar canciones para hacerlos reír. Creo que antes que músico intenté ser un comediante. Jejejeje…. Y un día Ramiro Rico me dijo: «vos sos un diamante en bruto. Tenés que hacer música». Y ahí me metí en los ensayos a cantar y con el tiempo fui escribiendo canciones. La primera que escribí se llama Gobierno, un rap protestólogo dirigido a la etapa del 2001. Al año ya había mangueado una guitarra para aprender a tocar y mientras iba orejeando acordes componía canciones.

«LAS HERRAMIENTAS SON MIS DOS MANOS Y MI CORAZÓN. ¡LO DEMÁS ES VERDURITA!«

 ¿Recordás tu primer contacto con el público como cantante?

Mi primer contacto con el público la verdad que no lo recuerdo. Lo que sí me acuerdo es que me cagaban a pedo porque no ayudaba con los cables y a mover las cosas y tenían razón. Jajajaja….

¿Cuál fue tu primer acercamiento al tango?

Mi primer acercamiento al tango fue cantar Garufa en Sibemol, que lo aprendí por Nahuel, un compañero con el que armamos un dúo en Córdoba. Obviamente calculo que fue el único tango del que sabía la letra, además de la mitad de Cambalache, y por otro lado una milonga que se llama El conventillo que la sacamos a pedido del papá de mi amigo #E  Papá#. Varios años cantando solamente esos tangos.

¿Qué significó en tu carrera tanguera el «boliche de Roberto»?

El Boliche de Roberto me llamó él solito. Pasaba con el 105 o el 146 y veía las pinturas en la pared y me preguntaba: ¿qué carajo pasará en ese lugar? Cuando tuve la oportunidad nos juntamos guitarra, violín, bandoneón y bombo con platillo, y armamos una banda que se llamaba Los Mandinga. Ahí arrancamos a hacer unos tangos y unas milongas de manera más minuciosa. Cuando pintaba, bueno, agarré la bici y me fui hasta el boliche y le pedí una fecha a Nico que estaba armando movidas para los domingos, pero yo realmente nunca pensé que a partir de ese momento estaba entrando a un espacio sin tiempo ni edad, donde la magia corría a caudales en el fuelle de Mercado, la guitarra de Traversa, la eficacia tanguera de los pulsos de Agustín Ortega. Con Mercado arrancamos de otra manera, pero eso quedará en nuestros corazones. Lo que resolvió mirándonos a los ojos y le digo: «¿Hacemos un tango?» «Hagamos un tango», me dijo. De ahí nació una amistad y bajo el ala de su fuelle empecé a canturrear sin tener mucha idea de lo que estaba haciendo, pero la aprobación del boliche y de los compañeros agitando me decían que ese era el camino que debía emprender. Cuando me sentí preparado pedí un día para laburar y arrancamos con mi amigo Gonza Gamallo a hacer Los Voluntarios del tango, parodiando a los voluntarios que se ofrecían para dar clases en las escuelas públicas por las huelgas de maestres.

¿Cuáles son los proyectos artísticos en lo que estas participando ahora?

Los proyectos artísticos en los que estoy trabajando…. En este preciso momento estoy terminando de armar Memoria de Cuarentena Volumen 3, que se grabó con audios de WhatsApp y composiciones precuarentena que hemos hecho con amigues. Participo cantando en la murga Atrevidos por Costumbre de Palermo, que entré un  poquito antes de Carnaval, murga hermosa y compañera si las hay por su gente, su música y sus letras. A fin del año pasado grabamos un EP con el quinteto de tango más tradicional, el Quinteto Buscarroña con el cual veníamos trabajando muy bien, participando en festivales de tango, milongas, charlas en escuelas y autogestionando nuestro proyecto y algunas fechas, pero si hay algo donde me pega bajo la pregunta es el no poder juntar a tocar con Juan Cinza, con el cual tenemos el dúo Cinzarazi, que son canciones que hacemos entre los dos y estábamos llevando a cabo un ciclo en Belgrano que se llama La Garufa de los Viernes, donde se armaba un hermoso encuentro entre amigues músiques, poetas y aficionades al estaño, donde la atmósfera se estaba poniendo cada vez más linda. Eso sinceramente es algo de lo que más extraño, como también juntarme con mis amigues de Almagro a compartir poesía, música, abrazos y charlas.

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