El Grupo de Filosofía de la Biología (GFdB), que impulsa la investigación junto a las comunidades, denunció la decisión de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA de echarlos de la oficina que ocupan hace 20 años. En Córdoba, el sindicato ATE-INTA repudió la persecución y suspensión de un ingeniero agrónomo por difundir la agroecología.
“Un 22 de diciembre, te informan que nos echan de la oficina donde trabajamos durante los últimos 20 años.” El biólogo, filósofo e investigador del Conicet Guillermo Folguera informó así, a través de sus redes sociales, la decisión de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (FCEN) de la UBA “sin un motivo concreto” de que el Grupo de Filosofía de la Biología (GFdB) deberá abandonar la oficina que ocupa en el Pabellón 2 de Ciudad Universitaria. El grupo de más de 20 estudiantes, becarios e investigadores impulsa allí investigaciones interdisciplinarias comprometidas con el bienestar de las comunidades y la naturaleza. Este viernes se puso en marcha una campaña de recolección de firmas para que la FCEN dé marcha atrás con su decisión.
A 800 kilómetros, en Córdoba, otra entidad pública tomó otra decisión persecutoria contra quienes divulgan ideas alternativas a las hegemónicas. En un comunicado de ATE-INTA se denunció que el Instituto Nacional de Teconología Agropecuaria (INTA) Córdoba, encabezado por Juan Cruz Molina Hafford, confirmó, tras un proceso sumarial de dos años la suspensión del ingeniero agrónomo César Gramaglia, especialista en agroecología. Gramaglia fue denunciado por Hafford a partir de quejas de funcionarios del gobierno de Córdoba y del Senasa provincial, por difundir las técnicas agroecológicas para el control de plaga de langosta, a contramano del modelo convencional con agrotóxicos.
Desde ATE-INTA llamaron a las autoridades a dar marcha atrás con la suspensión sobre el ingeniero agrónomo y convocaron al personal del INTA “a denunciar aquellas situaciones de maltrato, persecución o censura recibidas”.
Veinte años de ciencia digna en peligro
La investigación del Grupo de Filosofía de la Biología “se destaca por su carácter interdisciplinario y compromiso con el bienestar de las comunidades y la naturaleza, siendo ello reconocido por la comunidad universitaria en materias de grado y posgrado, como también por las comunidades en general”, destaca el comunicado que encabeza la campaña de recolección de firmas para evitar que el grupo de investigadores, estudiantes y becarios se quede sin espacio físico para desarrollar sus tareas.
El grupo también señala su posicionamiento respecto de la decisión de avanzar en “trabajos conjuntos y en diálogo con comunidades de diferentes partes de nuestro país a partir de sus necesidades, entendiendo a la universidad pública como un espacio abierto y plural al servicio de las mismas”. Características particulares de una mirada del sistema científico que el grupo describió de la siguiente manera en una columna publicada en Tierra Viva: “Si miramos de cerca cómo se producen la ciencia y la tecnología en universidades y organismos de investigación nacionales, encontramos que se priorizan determinadas ramas del conocimiento, determinados enfoques dentro de ellas y se minimizan las voces críticas”.
Además del posicionamiento del lado de las comunidades, la carta del Grupo de Filosofía de la Biología señala la falta de “un motivo concreto” para que la Facultad exija el abandono de la oficina en la que trabajaron los últimos 20 años y lamentan que se aducen “razones burocráticas y organizativas”. El espacio es administrado por la Secretaría Académica de la FCEN, que hasta el momento no había presentado ninguna demanda por el funcionamiento del espacio de investigación. “La supuesta necesidad de ocupar nuestra oficina no parece justificarse siendo que se trata de una sola oficina en un contexto de apertura de espacios en el nuevo edificio”, denuncian desde el Grupo.
Y, por otra parte, alertan que las autoridades no les dieron ninguna “propuesta concreta de espacio alternativo, junto a sugerencias de redirigir al GFdB hacia otras instituciones”, lo que consideraron como “una falta de voluntad de diálogo y la intención de que el grupo no permanezca en la FCEN”. En la carta también denuncian que la expulsión del espacio ocupado durante todos estos años coincide con “una problemática acuciante para quienes trabajan en la academia: la ausencia de lugares de trabajo, y espacios insuficientes e inadecuados para las diferentes tareas de investigación, divulgación y docencia”.
“Solicitamos a las autoridades de la FCEN que no avancen con la expulsión del GFdB del espacio de trabajo en el segundo piso del Pabellón 2 de Ciudad Universitaria, donde desde hace años realizan sus tareas. En cambio, procuramos que se avance en buscar una solución institucional estable”, piden los integrantes del Grupo de Filosofía de la Biología al firmar la carta pública a la que se puede adherir en solidaridad.
INTA Córdoba contra la agroecología
En Córdoba, el sindicato ATE-INTA repudió la suspensión de seis días impuesta contra el especialista en agroecología del INTA-Villa Dolores César Gramaglia y la calificó de “injusta, arbitraria, antidemocrática y persecutoria”. “Advertimos que la sanción a César Gramaglia representa de manera fiel el modo en que algunos pretenden censurar, amedrentar, disciplinar a quienes están comprometidos con la agroecología”, sentenciaron desde la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) -INTA.
Según denunció el gremio, el titular del INTA-Córdoba, Juan Cruz Molina Hafford, abrió una denuncia contra Gramaglia en 2020. En primer lugar, lo denunció por estar vinculado a la agrupación ambientalista “Traslasierra despierta” en un convocatoria que invitaba a promover los controladores biológicos, cuestión que fue desestimada.
Una segunda denuncia —por quejas presentadas por funcionarios del gobierno de Córdoba y del Senasa— fue por una entrevista dada a FM 88,6 de Villa Dolores, en la que Gramaglia habló de cómo utilizar controladores biológicos por el control de una plaga de langosta en la localidad de Nono. La denuncia se fundamentaba en notas de delegación provincial del Senasa, que manifiestan que “el trabajador de INTA entorpecía su tarea en el control de la plaga”.
“Gramaglia en ningún momento impidió o entorpeció el accionar de los entes responsables del control de la plaga. Y las personas a cargo de dicho control pudieron desarrollar sus acciones sin ningún tipo de problema. Y como lo aclaró en su descargo, que en la entrevista radial él se limitó a informar a la población sobre otras estrategias”, advierte el comunicado de ATE-INTA y resalta que lo único que hizo el ingeniero agrónomo suspendido fue exponer “sobre el estado de situación de diferentes métodos y productos con el enfoque agroecológico”.
En ese sentido, desde ATE-INTA denuncian que el problema es la posición de Molina Hafford y de sus colegas del gobierno de Córdoba y la regional de Senasa, “siendo la difusión y desarrollo del sistema productivo convencional del agronegocio su principal faceta técnica, política e ideológica”.
“El absurdo proceso sumarial en la que devino esta denuncia da muestra clara de esto. Es decir, se sanciona con una suspensión de seis días por informar, por opinar, ¿por expresar una idea?”, alerta el gremio y sostiene que no se puede “permitir ni justificar este accionar dentro del organismo, por injusto, censurador y disciplinador”.
Además, el gremio apuntó que Gramaglia ya había sido castigado al no permitirle participar en charlas, cursos, asesoramiento de grupos y municipios, como también en la realización de publicaciones o participar de eventos relacionados con la agroecología, tanto dentro como fuera del país. Algunas acciones que lograron ser revertidas por el gremio, pero sin poder evitar que se profundice la persecución en su contra.
“De manera soslayada, dan cuenta de la limitada mirada en cuanto a los alcances de las políticas públicas de algunos funcionarios de los estados provincial y nacional hacia el conjunto de la sociedad, actitud que debemos señalar y alertar a la institución y a la opinión pública en su conjunto”, sentenció el gremio.