Día feliz. Homenaje al Bocha Sokol en el valle de Traslasierra.- Por: Juliana Lago.

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Amaneció nublado, cuando una ha pasado unos días en el Valle puede empezar a intuir cuando la lluvia es inminente. Era uno de esos días, donde las nubes parecen correr y jugar a esconder detrás de sí a las Sierras, cambiando el escenario entre un entrar y salir de la cocina hacia la galería. Para el mediodía ya estaba lloviendo y no podía dejar de convencerme de que no había azar, de que en su propio homenaje el Bocha también estaba haciendo de las suyas. Por lo que al fernet lo recargamos con tónica, una nueva (al menos para mí) combinación que me aleja de la tan oscuradictiva Coca, esperando el milagro.

A la tardecita no sólo no llovía, sino que el cielo se punteaba de estrellas. El cartel informaba que el homenaje al Bocha Sokol empezaba luego del atardecer, no había horario pero sí un par de bandas anunciadas y el cierre con el Isma. La propuesta era caer de noche, pues ya nos habían tirado que se arrancaba tarde. Lo mágico de que sea en Las Rabonas, lugar donde estaba parando, se unió a que la curiosidad posterior me llevó a descubrir que allí vivió el Bocha con su familia durante un tiempo…definitivamente había un azar no azaroso jugando conmigo.

El lugar era un Club que había prestado las instalaciones a cambio del Bufet, bajo el tinglado estaba dispuesto un cañon con una pantalla que alternaba entre dos fotos. Más allá el escenario, y detrás una gigantografía colgada algo endeble, donde se lo veía con su guitarra…una foto sacada desde arriba, no había edición posterior ni gilada, se lo veía transpirado y algo mezclado con el fondo. Las empanadas y choris despuntaron la noche, a la barra le faltaba lo económico y así fue que el tercer vaso fue un obligado vino de cartón. En los parlantes sonaban una y otra vez sus temas, la gente se empezaba a acercar pero todo estaba verde y una mesa quedaba vacía…desde ahí llamaba la atención un flaco pelo largo que bailaba con unas bermudas rojas, entre murga y cumbiarock, mientras cantaba con algarabía.

La voz del evento fue irritante, aunque desde la lejanía pueda entender que fue parte de ese todo caótico. Empezaron las bandas Cacique Taranta, Huesos Duros de Roer y Andrea Prodan…en sus diversos estilos, potentes. A las tres de la mañana Ismael Sokol anunciaba “No voy a hablar, voy a tocar” y los primeros acordes peloteros resonaban, la decisión estaba tomada y todo fue dicho a través de la música sí, no quiero despegar dando dolor o que pensar.

Fotos: Sebastián Russo

A las cinco de la mañana los picos estaban más que tibios y sobre el escenario una discusión…al cántico de Vamos las peló en pleno solo musical de Si supieras, el Isma se saca la viola y baja intempestivamente. El trompetista se carga la arenga y entre la tensión de algunxs y la dispersión en trance de otrxs se espera y se canta. A los pocos minutos vuelve y explica que ni da cortar el micrófono, que todo se había demorado y que faltaban un par de temas…a la canción siguiente un gigante caía al piso, como un round conté hacia adentro los segundos pero al tres estaba agarrándose el pecho y cantando desde ahí…la noche se termina en un murmullo.

El Bocha era en el escenario, no había forma de cazarlo frente a un micrófono…le ganaban sus personajes y entonces contestaba con silbidos, evasivas, canciones. Era un caminante, un personaje solitario subido a los trenes, algo de croto y de compartir las tres marías. Buscando hacerse invisible y sin embargo dejando huella por donde pasase. Un alegre doliente. Su ser visceral, su sonrisa marcada en la cara, su camino al despojo, su Basta y su Vuelto nos congregaron ahí… hoy no quiero cantar, quiero bailar…

5 COMENTARIOS

  1. Hola Juliana, muy buena la nota. Lo que sí, aunque veo que apuntaste más bien a transmitir tu experiencia personal, diría que hubo mucha música de la que se podía hablar, ya que fue un festival, y no un show con teloneros. Por otro lado, aclarar que el cronograma no se atrasó casi nada, y que mi banda empezó a tocar a las 11 y algo de la noche para colaborar en que así fuera. Y si sucediera que se atrasa un cronograma, eso no es motivo para saltar del escenario a pegarle a alguien. Dejémonos de joder con las figuritas del rock, que en general no hacen más que arruinar shows.

    Dante De Noia, baterista de Cacique Taranta.

  2. Gracias por llevarme en tu viaje, y por un momento trasladarme a ese lugar que no tuve el agrado de ir, pero si de viajar junto a vos hasta sentime traslasierra.

  3. Hola Dante, gracias por la lectura y el aporte. Es un escrito visceral, desde una espera a uno de los que tocaba en particular…al contrario de referirme a las demás bandas como teloneras, el festival me permitió conocerlas y sorprenderme por la potencia que transmitieron…de hecho desde aquel entonces las empecé a seguir. Hay que decir que el Homenaje terminó bien, no hubo golpes…relato un momento de tensión que por suerte se resolvió con festejo.
    Abrazo.
    Juliana

    • En la nota comparás a Ismael con el padre para hacer pasar un acto violento por una postura rockera. Estás avalando ese comportamiento de estrella de rock bardera que deberíamos reprobar músicos, prensa, y público. Lo que dijo Ismael sobre el horario es mentira, y no tuvo en cuenta ni le importó el esfuerzo de otros para mantener el cronograma. Debería darnos vergüenza que sea uno de los músicos (y ni más ni menos que el hijo del homenajeado) el responsable de ese «momento de tensión» del que hablás. Nosotros tuvimos varios inconvenientes en el festival, todos causados por tipos que se ponen en papel de estrella de rock; y sin embargo tocamos en el horario acordado y hasta hicimos concesiones para que todo salga bien. Todo lo contrario a lo que hizo Ismael, que la verdad ojalá lea estos comentarios y de su opinión.
      Les pido que como medio de difusión hagan un esfuerzo por deconstruir la figura de estrella de rock, que tan mal le hace a la música y a la cultura.

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