Se trata de un proyecto de seis artistas, quienes trabajan sobre el concepto del encierro y el confinamiento, para exponer los modos en que la actual emergencia sanitaria trastocó la propia cotidianidad.
Seis fotógrafos se reunieron con un objetivo en común: trabajar, a partir de la imagen fotográfica, sobre las transformaciones de la cotidianidad que produjo la actual pandemia del coronavirus. Lautaro Pereyra y Maximiliano Hanne, estudiantes de tercer año de fotografía y publicidad, respectivamente, idearon este proyecto junto con otros cuatro artistas: Inés Verdini, Horacio Corimayo, Erre Elías y Tomás Cinta Easdale.
«El proyecto se gestó ante la imposibilidad de salir de nuestras casas en las fases iniciales de la cuarentena. Ante una situación inédita que estábamos transitando, decidimos que queríamos mostrar cómo cada uno de nosotros se encontraba en ese momento. Siempre supimos que no era necesario salir de nuestras casas para crear imágenes punzantes, pero nunca había sido una imposición hasta ese momento», cuenta Inés Verdini.
Esa imposición tiene que ver con la propuesta, que se convirtió en una alternativa para visualizar cómo estaba impactando el cierre de los espacios creativos. Así nació «Puertas adentro», para abordar de forma artística y no solo documental la visión de estos seis artistas que muestran el «interior» de la cuarentena.
La iniciativa, durante veinte días consecutivos, permitió visualizar a través de Instagram y Facebook distintos modos de expresión que tiene la fotografía a su alcance: la luz, el movimiento, las sombras y los reflejos. Pero también sus propios sentimientos, el deseo y la ilusión de volver a aquella vida que tanto cambió de marzo a esta parte.
Así se planteó un juego de propuestas en tiempos inciertos. «El proyecto fue creado a partir de la necesidad de encontrarle una vuelta creativa a los días monótonos que estábamos viviendo», comparte Lautaro Pereyra. Y agrega: «Esta cuarentena nos ha llevado a una reinvención de nuestras actividades, haciéndonos padecer cierta ansiedad ante lo incierto de todo este proceso. Si bien la manera de mirar se puede haber visto algo modificada por el contexto, intentamos capturar a lo largo del proyecto cómo cada uno, influenciado por la cuarentena, representaba temas como la economía, el encierro y la soledad, por ejemplo».
Por su parte, Erre Elías, expresa: «Si hay algo que la situación actual puso en jaque para todos fue revisar nuestra propia existencia en el marco de aislamiento social. Desde lo humano, personal y laboral descubrimos y aceptamos nuevas maneras de comunicarnos con el exterior y con nosotros mismos».
El proyecto comenzó y tomó forma a partir de las experiencia del encierro: las ansiedades, incertidumbres, miedos y otras emociones que surgieron. Elías destaca: «Particularmente para mí, el proyecto tuvo un fin implícito de contenernos: lo usé como catalizador de la impotencia y la frustración. Nos sirvió para mantenernos conectados con nuestra herramienta de expresión, de estar en ejercicio constante de creatividad para mirar de otra forma la catástrofe. Nos pusimos intencionalmente en ese lugar incómodo al que no estábamos acostumbrados, en los que tuvimos que girar la cámara hacia nosotros mismos y mostrar nuestras caras, nuestros cuerpos, nuestras casas, y las personas que estaban encerradas con nosotros. El ejercicio de mirarnos a nosotros mismos y ‘desenmascararnos’ fue crucial para explorar una nueva creatividad». Inés, por su parte, considera que «la manera de mirar está sujeta al cambio, no habría progreso en la obra si eso no sucediese».
Desde la dimensión artístico-expresiva, el desafío estuvo en acercarse a quienes fotografiar, para exponer aquello que querían mostrar. «Robert Capa dijo una vez que ‘si una foto no es suficientemente buena, es porque no estabas suficientemente cerca’. Y ahora estamos más lejos que nunca.
La situación laboral de Inés no sufrió demasiados cambios, ya que su trabajo está centrado principalmente en proyectos autorales; pero a sus colegas, cuyo campo de acción es la moda, la calle o la fotografía documental, la incidencia fue evidente. Desde Salta, Lautaro cuenta: «Aunque aquí, hoy, el aislamiento es más flexible que en otras ciudades del país, la situación es complicada por la modificación de los contratos con algunas marcas, que tuvieron que ser postergados o cancelados, o de eventos como bodas y cumpleaños«.
A pesar de todo, este grupo de «Puertas adentro» rescata que el aislamiento sirvió como una oportunidad para seguir estudiando y creciendo. Mientras tanto, este primer proyecto se mantiene en pie y ya esperan que el próximo paso tome forma de fanzine o publicación similar. Porque como dice Inés, «las ganas también están en llevarlo al papel».
