SurdelSur Ensamble presenta su disco Alquimia, junto a Víctor Lavallén y Horacio Cabarcos

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El miércoles 16 de julio, a las 20, en Bebop Club, el ensamble de cuerdas SurdelSur presentará Alquimia, su tercer trabajo discográfico, junto a Víctor Lavallén y Horacio Cabarcos.

Alquimia es un disco esencialmente tanguero. Surge de la motivación de SurdelSur Ensamble de introducirse por entero en ese universo sonoro: “siempre tuvimos las ganas y necesidad de meternos con total profundidad en el género –explica su director Guillermo Rubino- pero no queríamos hacerlo desde cualquier lugar. Tenía que ser algo bien cuidado. Por ello, en 2024 hicimos un primer intento, convocando a Víctor Lavallén, una persona que vive y respira tango y que, muy rápidamente, se convirtió en brújula, guía y centro de gravedad de este proyecto”.

Rubino y Lavallén, a partir de entonces, se reunieron frecuentemente para reescribir diversas partituras de tango para cuerdas y bandoneón, lo que terminó derivando –algunos meses después- en la grabación de un primer tema: Meridional, cuya autoría pertenece a dicho maestro del fueye. “Quedamos tan contentos –agrega el impulsor de SurdelSur- que quisimos hacer un disco entero, un conjunto de composiciones y arreglos de Víctor, esta vez sumando también a Horacio Cabarcos, con la idea de que ellos nos transmitan todo su conocimiento y su experiencia en el género”.

La llegada de este último y su contrabajo, sin dudas, resultó también fundamental para este álbum, dando decisiva firmeza a su musicalidad. Su aporte no se redujo únicamente a la marcación del pulso: logró producir un verdadero sentido desde las profundidades. Otra contribución imprescindible para este proyecto radicó en su ingeniería técnica, que quedó en manos de Jorge “Portugués” Da Silva, referente absoluto en dicho ámbito.

A través de todo este trabajo discográfico, cabe también agregar, los artistas intentaron reproducir el sonido robusto y expresivo de las grandes orquestas típicas. Sus músicas convidan unas sonoridades que se asemejan más a las de dichos conjuntos populares que a las de las agrupaciones de cuerdas clásicas, siempre respetando los estilos y las formas del género: diversos solos virtuosos, grandes tuttis sonoros, variaciones de bandoneón mezcladas con las cuerdas y un pulso y base rítmica de gran solidez.

Todo lo mencionado hace que Alquimia no resulte un disco más. O sí, lo es, en el sentido en que un álbum es siempre un conjunto de músicas, una selección de sonidos, una grabación. Pero también es otra cosa: un experimento, una operación, un conjuro. Un modo de intervención sobre el tango, pero sin escándalos ni rupturas forzadas: con respeto, con afecto, con admiración.

Su nombre también permite adivinar el genuino impulso que lo anima: “se llama Alquimia porque hay una unión y transformación. Pero no una que borra lo que estaba, sino una que lo prolonga, que lo vuelve otra cosa sin dejar de ser lo que era. Y así, en esta transmutación, es como todo sigue sonando, permaneciendo y ardiendo”, concluye Rubino.

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