¿Y si cuestionamos el poder?.- por: David Cronopio.

Sobre una nota publicada en Tierra Under cuya autora, Paula Pereira, explica la diversidad entre las personas, escribo estas líneas con la certeza de que la crítica entre personas que integran un mismo colectivo, es siempre enriquecedora. En la misma sintonía que Eduardo Galeano (imaginen que ni cerca estoy de compararme con el gigante) siempre intenté criticar de frente y elogiar por la espalda: es justamente el objetivo de esta nota.

Cuando leía las palabras escritas, por Paula Pereira, no dejaba de pensar en el poder que tienen los aparatos ideológicos de dominación aun en quienes estamos en su contra. Esta dominación, que penetra por todos lados, que se escurre por espacios que uno estima tener controlados, y los cree sellados nos invade. En los últimos días, la agenda mediática instaló temas en la opinión pública concretando su plan sistemático de adormecimiento cotidiano; topless en la playa, ¡soy yo pelotudo!, alacranes, y una diversidad de temas que sirven para el mismo objetivo: instalar la indiferencia, no cuestionar solo cumplir, fraccionar. Y es así, como me llama la atención que una nota sobre diversidad, concepto instalado, y difuso hace ya mucho tiempo, toma tanta relevancia que hay que salir a la cancha a ponerlo otra vez en la primera plana. Lo que está en cuestión es lo que ellos quieren, se cuestiona un rato, nos congregamos en plazas, publicamos solicitadas en grandes medios y todo vuelve a empezar. Justamente el sistema, ese que muchos no aguantamos se ríe de nosotros, porque somos inofensivos, gritamos un poco, volvemos a casa, y seguimos la “militancia” on line. Dentro del capitalismo las peleamos todas ¿fuera de él? Mi posición ante esta coyuntura, es que la crítica debe ser cultivada desde la abolición de las formas de producción, para que de esa forma, el trabajo productivo, sea productivamente independiente. Asimismo, el pensamiento dirigido deberá sucumbir, ocupando su lugar la libertad creativa; la propiedad privada tendría que perecer renaciendo la libre circulación de bienes y servicios. En la misma dirección, la autogestión tendría que ser el pilar de nuestros reclamos, concejos obreros acabando con la concentración de poder, eliminando la explotación. Estoy convencido, de que con ese horizonte, atacaremos los cimientos de este sistema perverso, explotador, dueño de las mayores desgracias ocurridas en nuestro planeta, poseedores de las mayores riquezas, culpables de la miseria, del odio. Nos atacan diariamente con munición pesada, nosotros le devolvemos gentilezas, educan a nuestros hijxs, los proveemos de futuros obreritos. Caemos en su trampa, creemos que nos sublevamos. La misión es converger en una clase obrera educada y bien informada, preparada para hacer temblar al más terrible de nuestros enemigos. Si seguimos lamentándonos mantendremos las mismas reglas, en tal caso si molestamos mucho: o nos matan para aleccionar o algo mucho peor, nos hacen creer que conquistamos derechos.

Quizás, mientras lean estas líneas algunxs se enojen, de ser así, créanme, me alegra mucho, porque allí está el gen de la rebelión, allí duerme la chispa que enciende el fuego sagrado de la revolución. Noam Chomsky, hace algunos años en una entrevista expreso: “Los rudimentos del verdadero socialismo, siguen siendo una visión y una gran meta para las luchas futuras. Para asumirlas o incluso para comprender el problema en cuestión, es necesario que uno se libere de una enorme red de distorsión y engaño, entre cuyos elementos cruciales está el uso de la palabra “socialismo “para designar a un sistema que forzosamente rechaza sus principios básicos.” Recuperemos el instinto de libertad, que constituya la verdadera naturaleza humana.